Uno de los yacimientos arqueológicos más espectaculares del Mediterráneo Occidental. Fue descubierto en 2016 durante el transcurso de unos trabajos de biología marina, gracias a la información facilitada por un pescador.
Hundido a 70 m de profundidad en aguas del Parque Nacional Marítimo-Terrestre del Archipiélago de Cabrera, conserva intacto su cargamento formado por miles de ánforas africanas del siglo IV d.C., que transportaban salsas de pescado.
El pecio fue estudiado por un equipo del IBEAM, que realizó una planimetría detallada del yacimiento mediante la técnica de la fotogrametría. Fueron necesarias cuatro inmersiones y más de dos mil fotografías para obtener una imagen escalada del pecio en alta resolución, que permitirá a los expertos estudiar su cargamento, comprender su disposición en el barco y establecer hipótesis acerca de la ruta que seguía en el momento de su naufragio.