Una mañana de agosto de 2019, dos vecinos de Ibiza, Manel Guasch y Guillermo de Barnola, se habían acercado con su embarcación a la vecina isla de Formentera a pasar el día cuando, acercándose al embarcadero de Calo de Sant Agustí, se les cayó un tapón de la zodia en la que iban.
Guillermo se lanzó al agua para recuperarlo y lo que encontró en su lugar, fue un sable del siglo XVIII en perfecto estado de conservación. Inmediatamente lo pusieron en conocimiento de la Guardia Civil que avisó al Consell Insular de Formentera que actuó de inmediato.
Un equipo del IBEAM realizó una prospección arqueológica de la zona, localizando y extrayendo uno de los conjuntos arqueológicos más sorprendentes de los últimos años. 18 sables que se han identificado como una pieza de armamento propia de la caballería de línea (coraceros) de las tropas francesas que estuvo vigente entre 1805 y 1855.
Actualmente, estas piezas se encuentran en el Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera donde están siendo tratadas por especialistas.